Lo anterior es un ejemplo claro de los problemas que pueden derivarse de la globalización financiera, sin embargo, las instituciones internacionales de carácter financiero, específicamente el Fondo Monetario Internacional pretenden orientar el sistema financiero hacia la “maximización de los beneficios de la globalización a la vez que se contienen los riesgos potenciales” según el informe del FMI sobre la estabilidad financiera mundial con respecto a los riesgos financieros mundiales del 2007. Para mitigar los riesgos potenciales a los que hace referencia el informe, es necesario establecer mecanismos de control que sean lo suficientemente fuertes para reducir los riesgos. Aquí es donde entra Japón y su contribución a la estabilidad financiera mundial.
Aunque un país no se encuentre en peligro financiero, puede estar contribuyendo al desequilibrio mundial. Es por eso que la supervisión del FMI se extiende a Estados Unidos, Europa y Japón. Este último tiene la obligación de “promover un crecimiento sostenido mediante la creación de reformas estructurales” para establecer los mecanismos de control a los que hace referencia el párrafo anterior. Así es como contribuye Japón, en conjunto con el FMI, a la estabilidad financiera mundial.